ETAPA
PRELINGÜÍSTICA.
Etapa
preligüística (0-10 meses): *Prebalbuceo 0-2 meses: Vocalizaciones reflejas y
gorjeo.
*Balbuceo 3-6 meses: Juego vocal.
6-9/10 meses: Imitación de sonidos.
Inicio
de la etapa lingüística (10-14 meses): Etapa holofrástica.
Es
denominada también "presemiótica", "preverbal", o
"etapa oral no lingüística". Durante las cuales se pueden encontrar
funciones habituales ejercidas por el lenguaje, como son la exteriorización y
la comunicación.
El
eje de estudio de esta etapa se centra en dos aspectos principales,
relacionados con el desarrollo integral del niño y con las funciones básicas de
las emisiones fónicas de este período.
En
la primera etapa de su evolución lingüística, el bebé debe desarrollar las
posibilidades funcionales de los órganos con los que producirán manifestaciones
lingüísticas; tiene que aprender a gobernar los aparatos de fonación y
audición. Por otro lado, poco a poco, el bebé se da cuenta que sus
manifestaciones tienen una repercusión en el medio que le rodea. Según Alarcos
la actividad fónica se desdobla, siendo una actividad creadora desinteresada,
con carácter de juego, o bien un instrumento comunicativo de
"llamado".
El
principio de comunicación en estos primeros meses sea muy básica y gestual,
especialmente de tipo afectivo hacia las personas que le rodean. Este es el
comienzo del desarrollo socio-emocional, Es a partir de que el niño observa una
reacción exterior ante sus manifestaciones fónicas, cuando comienza a
ejercitarlas gradualmente de una forma intencionada. Con relación a la
respuesta al entorno fónico.
Millán
Chivite establece tres funciones básicas para este período:
1) Ejercitación
articulatoria y auditiva: primero, sólo exploratoria de diversos sonidos;
luego, también voluntaria o intencional respecto al sonido que se quiere emitir
o captar.
2) Identificaciones y diferenciaciones fónicas, en
la misma línea que las anteriores, una identificación fónica es cuando el niño
quiere producir y produce el mismo sonido (articulatoria), o capta el mismo
sonido (auditiva); diferenciación es cuando de igual modo, quiere producir y
produce un sonido diferente del anteriormente emitido (articulatoria), o captar
un sonido diferente (auditiva).
3) Respuesta
al entorno fónico, que incluye una amplia gama de estímulos:
* Ruidos de la naturaleza-, viento, lluvia, olas...
* Ruidos de los animales: ladrido de un perro,
maullido del gato.
*
Ruidos de objetos o artilugios creados
por el hombre.
*
Las lenguas naturales habladas.
Esta
etapa comprende sub etapas con características propias.
Prebalbuceo.
Vocalizaciones
reflejas y Gorjeo (0-2 meses)
Durante
el primer mes de vida, lo único que emite el niño son vocalizaciones reflejas o
exteriorizaciones sonoras, como el llanto. Puede establecerse aquí el comienzo
del proceso comunicativo ya que el niño se comunica a través del llanto, que
según la tonalidad denota distintos contenidos de dolor, hambre o reflejo de
cualquier estado de bienestar o malestar. Con él, logra comunicar sus
necesidades y si le son satisfechas, lo usará de forma intencional.
Hacia
el segundo mes, observamos las primeras articulaciones espontáneas o gorjeos,
cuya emisión característica es "ajo". Con respecto a la respuesta al
entorno, notamos que el niño empieza a reconocer personas y voces con claridad,
y responde con sonrisas, llama la atención de los que le rodean con sonidos e
imita gestos.
Balbuceo.
Juego
Vocal (3-6 meses).
A
partir del tercer mes el niño emite un balbuceo claro y constante, con sonidos
guturales y vocálicos. La niña pasa de emitir sonidos aislados, como
ejercitación articulatoria únicamente con carácter exploratorio, a emisiones
voluntarias o intencionales respecto al sonido que quiere emitir, de la misma
forma, empieza a realizar identificaciones y
diferenciaciones, tanto articulatorias como auditivas para producir el mismo
sonido o uno diferente, este sentido observamos que afianza los sonidos
guturales y repite de manera constante /ga/, /ge/.
Dentro
de estas manifestaciones fónicas se incluyen características los gritos que
emite para escucharse, que progresivamente se convierten en gritos de protesta
o de alegría, cuando algo le agrada o desagrada. Son, por tanto, una llamada
expresiva relacionada con su estado de ánimo o con alguna necesidad. También
emite gritos o un sonido similar a un ronroneo cuando está entretenida o
jugando.
Según
Alarcos este comportamiento denota que está desarrollando las facultades
receptoras, ya que responde con gestos y movimientos a las emisiones fónicas
que escucha y reacciona a los elementos de la lengua menos articulados, así se
destacan los siguientes vehículos prelingüísticos del niño en esta etapa.
-
Los contactos oculares o actividades visuales en las que sigue con la mirada al
adulto, provocando una respuesta.
-
Los gestos o actividades mímicas y de expresión facial, entre las que destaca
la sonrisa.
-
Las expresiones corporales o actividades motoras, como el movimiento de los
brazos o piernas para llamar la atención de los que le rodean.
-
Vocalizaciones, gorjeos, sonidos guturales y fonaciones.
Piaget
considera que en este período el niño va tomando conciencia de que las
fonaciones, gorjeos, manoteos y ruidos guturales diversos que produce tienen un
efecto en su entorno próximo y de esta forma aprende a comunicarse,
estableciendo relaciones entre lo que emite y el efecto que esto produce a su
alrededor.
Balbuceo reduplicativo.
Imitación
de sonidos (6-10 meses).
Después
de los gorjeos, empiezan a sucederse una gran cantidad de sonidos,
principalmente vocálicos al principio: /a/, /e/, /i/, /o/, /oi/, /ui/, /ua/;
junto con exclamaciones ¡oh!, sonidos o sílabas aisladas: iau, uau, miau, piau,
pió, pia, ya.; y aparecen también las "lalaciones" (Félix Castañeda),
"secuencias iterativas" (Millán Chivite) o "grupos
repetitivos" (Alarcos). Consisten en la emisión de sonidos mediante
redoblamiento de sílabas: bobobo, mamama.
La
forma en la que transmiten estos valores con estas secuencias es a través de la
entonación, la longitud y la intensidad de las mismas.
Alrededor
de los siete u ocho meses las posibilidades comunicativas del niño comienzan a
ampliarse. Puede alcanzar objetos, los observa con detenimiento y los puede
intercambiar con los adultos. Surgirá progresivamente la necesidad de nombrar
estos objetos. Bruner señala que entre los siete y los diez meses el niño pasa
progresivamente de la modalidad de demanda a la modalidad de intercambio y
reciprocidad de las interacciones madre-hijo.
De
esta forma, situamos el comienzo de los propósitos o intenciones comunicativas
a través de un sistema con carácter oral en el proceso de adquisición del
lenguaje: la denominada constitución del signo lingüístico. Signo ya se ha
constituido en el plano de la comprensión. Parece que cuando hablamos de la
constitución del signo lingüístico se entiende que nos situamos en un plano
oral, en cuanto a las emisiones fónicas que se perciben.
En
este sentido, alrededor del octavo mes, encontramos que el niño reconoce muchos significantes. Ante las
imágenes de la pelota, el pájaro, el delfín, el osito o el caracol, y la
pregunta ¿qué es esto? o ¿dónde está?,
El
niño señala con claridad cada una de ellas. Por lo tanto, comprende los
significantes y los identifica con una imagen concreta.
Hacia
el final de los nueve meses, encontramos tanto manifestaciones no lingüísticas,
como el principio de otras que pueden denominarse lingüísticas. Distinguiremos
dos tipos:
a) Secuencias iterativas. Durante este
período encontramos que algunas son simples ejemplos de exploración
articulatoria, mientras que otras parecen ser el preludio del establecimiento
de una relación significativa.
b) Señales fónicas basadas en la perfección
imitativa, en las que incluimos las onomatopeyas.
En
los estímulos que puede recibir el niño se encuentran los ruidos de la
naturaleza y de los animales. Estos provocan ejemplos de emisiones fónicas
basadas en la perfección imitativa, se trata de las onomatopeyas del sonido
emitido por el burro, del canto del pájaro /pió/, del sonido que emiten los
patos /kua/, y el ladrido del perro /uau/. Con respecto a la producción de los
sonidos, la imitación fónica es bastante precisa.
Este aspecto
es importante a la hora de analizar las posibles conexiones con realidades
conexas, que pensamos deben variar dependiendo de la cantidad de información
que el niño perciba del exterior, y la exactitud de dicha información. Estamos
de acuerdo en que este tipo de emisiones fónicas no podrían constituir un
sistema apto para la comunicación humana, al menos de una forma tan precaria y
con tantas limitaciones, por eso situábamos este tipo de emisiones en el límite
entre una etapa y otra.
Etapa
lingüística.
Con
carácter oral (10-12 meses) y evolución del signo hacia la palabra (13-14
meses).
Con
carácter general, y aplicado para estas dos fases, consideramos que este
período se caracteriza fundamentalmente, por la utilización del lenguaje con
intenciones comunicativas, la adquisición de sus elementos y la forma de
combinarlos para que tengan un significado y una función, desde un punto de
vista fonético-fonológico, es decir, con respecto a los elementos que aparecen,
sus combinatorias y rasgos pertinentes. Posteriormente veremos las relaciones
de estos significantes con significados concretos y sus funciones
comunicativas.
Constitución
del signo lingüístico con carácter oral (10-12 meses).
Según
él, es probable que el niño se centre en reconocer los rasgos distintivos de
los sonidos y reduzca su repertorio fónico. Según Millán Chivite todo esto se debe a que aparece ahora un nuevo
centro de interés para el niño: el significado. Él denomina esta etapa
"estadio germinal". Para él en algún momento de la vida del niño,
aflora una nueva dimensión adscrita a las secuencias fónicas: el
contenido. El niño descubre la función significativa, la emisión fónica se
convierte en significante y se asocia a un contenido o significado como la
constitución del signo o uso continuado de una emisión fónica conectada a
una noción precisa dado que implica la persistencia de la relación significante
y la estabilidad del significante y el significado.
Las
características principales de este período son:
*
El carácter global de las manifestaciones lingüísticas o la elementalidad más
rigurosa.
*No
existen ni la primera ni la segunda articulación.
*El
mensaje es un signo indivisible en signos más pequeños (no hay monemas ni
fonemas).
*El
carácter o positivo de los sonidos.
Existe
simplicidad fónica, ya que solo encontramos secuencias monosilábicas y
bisilábicas, formadas por un escaso número de elementos: "ma",
"io", "ka", "mi", "ame". Por otro lado,
existe oposición de rasgos entre significantes, ya quegeneran diferencias en el
significado: ejemplo "ma", significa "toma" frente a
"mi" que significa "micky".
La
pertinencia de los significantes es de momento asumida por las vocales. Esta
fase o período es también denominada "etapa holofrástica"
(palabra-frase). Estos primeros significantes tienen ya significados concretos,
así como funciones diferenciadas, ambos condicionados por el contexto
situacional. El significado y la función del significante son determinados por el tono que la niña emplea y
los gestos con los que lo acompaña, normalmente señalando el objeto al que se refiere.
Evolución
del signo hacia la palabra (13-14 meses).
Se
mantienen las características básicas mencionadas en la etapa anterior, la
simplicidad fónica y el carácter o positivo, aunque aplicadas a un mayor número
de emisiones.
A
partir del primer año encontramos que este sistema se va consolidando con la
ampliación de significantes. Estos van aumentando en el número de sílabas, así
como en sus combinatorias. Además, se van acercando progresivamente a los
elementos lexicales del sistema adulto.
Funciones
o intenciones comunicativas:
*Designación
de un objeto o persona, cuando la niña únicamente lo nombra.
*Demanda,
cuando nombra un objeto o alimento para pedirlo.
*Imitación,
cuando la niña emplea la expresión en una citación concreta como imitación a alguna
conducta observada en adultos.
*Imitación/Juego,
alguna palabra extraída de una canción o juego que la niña emplea, en ocasiones
para este contexto cuando quiere jugar.
La
necesidad de comunicarse en el hombre surge desde el primer mes de vida. Es esta
necesidad, junto con los estímulos que recibe, lo que le permiten desarrollar
sus capacidades para la adquisición del lenguaje. En los primeros meses de
vida, hablamos fundamentalmente de un entrenamiento, o ejercitación
articulatoria y auditiva, que le va a permitir producir las secuencias fónicas
que necesita para llevar a cabo su adquisición, este proceso de ejercitación
articulatoria y auditiva, se mantendrá e irá perfeccionando durante bastante
tiempo y será el que le permita madurando.
CONCLUSIONES:
Acerca
de la lectura y desde mi punto de vista, pude reconocer como el ser humano va articulando su propio
lenguaje a través de las etapas por las cuales se va atravesando en su
desarrollo que al igual nos permite ir descubriendo y manifestando desde sonidos, imitaciones hasta
lograr un lenguaje ya estructurado, así como lo mencionan los autores ya
mencionados en la lectura, cada etapa es muy significativa ya que se van
teniendo progresos significativos en la restructuración del lenguaje.